Hace unas semanas llegó a nuestro buzón de correo electrónico un mensaje que nos conmovió a todos. Belén quiso agradecer a una enfermera, cuyo nombre no recordaba, el trato que ofreció a su hijo durante la realización de una prueba médica hace tres años.

No sabemos por qué Belén decidió mandar esta carta justo ahora. Lo que sí sabemos es que cuando se ofrece una atención sanitaria humanizada y empática, el paciente y sus seres queridos lo agradecen de formas sorprendentes y emocionantes.

Tras la prueba, Bernardo obtuvo su diploma de súper poderes, y parece que en la fotografía no hay sólo un súper héroe. Esa capacidad que tienen los profesionales sanitarios de convertir  un proceso tan complicado en una experiencia emocionante y divertida, ¿no los convierte en personas extraordinarias?.

Aquella enfermera se llama Mª José Lucas. Ya no tenemos la suerte de contar con su profesionalidad y su cariño, pero sabemos que está haciendo una gran labor con los niños que acuden al Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Ella ya ha recibido la carta y recuerda muy bien la historia.

Aprovechamos para dar las gracias a tantos y tantos profesionales que no sólo vuelcan sus conocimientos por la salud de los pacientes sino que además transmiten seguridad y tranquilidad a través del afecto, ese súper poder.

Buenas tardes. 

Mi nombre es Belén Miravete y me dirijo a ustedes con el fin de que este comunicado llegue a la dirección del Hospital Mesa del Castillo y a la protagonista de esta historia.

Hace unos años, a mi hijo Bernardo le mandaron realizarse la prueba de la de apnea del sueño en Mesa del Castillo. La pediatra me explicó el procedimiento. Bernardo tenía seis años entonces, he de decir que es un niño muy bueno pero no le gustan nada los médicos ni nada relacionado con ellos. Si enferma lo oculta o le quita importancia para que no lo lleve a su pediatra y ya no os voy a contar las que me puede montar si hay que poner una vacuna, etc.

Temía mucho que llegara el día de la prueba. No le había dicho nada, pensaba que si se lo decía sería una preocupación para él y no conseguiría llegar ni al hospital a realizarla. Esperando que llegara el día, decidí inventarme una historia y hacer de la prueba algo fabuloso y divertido que le iba a pasar. Le conté a Bernardo que nos había tocado un viaje que consistía en una noche de hotel, por supuesto con piscina, le gustan las piscinas, y, además, también  nos había tocado un bono para hacerle las pruebas de los súper poderes, qué privilegio.

Qué impaciente estaba  Bernardo por que llegara el gran día y poder ver y disfrutad de tan fabuloso regalo. A su vez, yo me sentía feliz de verlo tan ilusionado por ir. Preparaba su maleta con su pijama nuevo y sus  mejores juguetes. Camino a Murcia, yo conducía esperando que todo saliera bien, le pudieran realizar la prueba con éxito y él mantuviera la ilusión que tenía. Después de la que  había liado  no quería que se decepcionara. Cuando llegamos a Mesa de castillo, la enfermera nos esperaba y claro, yo seguí con mi historia de madre loca  que me había inventado.

El súper poder de humanizar la atención sanitaria

Pregunté a la enfermera por las instalaciones del “hotel” y también por la piscina, y claro que la habitación la queríamos con ventana.

Esta intensa historia quiero que llegue a la enfermera que hizo que todo saliera perfecto. Nos dio una habitación estupenda con su ventana y una cama grande para los dos. También me informo de donde se encontraba la piscina y el jacuzzi, que no sabíamos que tenía. Le hizo la prueba de los súper poderes a mi hijo con muchísimo cariño y delicadeza, salió todo perfecto y pasamos una noche estupenda gracias a esta profesional. 

Bajé a tomar un cafecito mientras ella le echaba un ojo a mi hijo. Fueron cinco minutos, pero qué confianza me dio esta señora, yo sabía que  mi hijo estaba en muy buenas manos. Cuando nos despertamos,  la enfermera le quitó a Bernardo los cinco mil cables que llevaba con la misma delicadeza, paciencia  y cariño con la que se los había puesto.

A la salida del hospital, cuando firmamos para irnos, para mi sorpresa esta señora le había preparado a mi hijo su diploma que le otorgaba sus súper poderes.  La prueba salió fenomenal mejor de lo esperado. Regresamos a casa con la misma ilusión con la que nos fuimos.

Gracias eternamente y miles de gracias más a esta enfermera por, además de profesional, ser humana y comprensiva.

PD: Pido disculpas por no saber el nombre de la profesional. Os adjunto una fotografía. Nunca olvidaré esta anécdota. 

Saludos a todos.

Belén Miravete