Tras un mes desde que se declaró el Estado de Alarma por coronavirus en España, analizamos con Luis Mesa del Castillo Clavel, director general de nuestro hospital, la situación del centro.

Luis Mesa del Castillo Clavel, director general, analiza la situación en la que nos vemos inmersos por la pandemia del virus SARS-Cov-2.

Dentro de la desgracia que supone tantas personas fallecidas a cuyas familias queremos mandar todo nuestro aliento, esta experiencia está resaltando el espíritu de equipo de los trabajadores del Hospital Mesa del Castillo. También nos sentimos contentos de la excelente relación con las autoridades sanitarias.

Afrontamos un futuro incierto pero lleno de retos y con la confianza de contar con un gran equipo de personas y una sociedad que saldrá fortalecida de este trance.

¿Cómo fueron los días previos al Estado de Alarma por la pandemia de SASR-Cov-2?

Desde la organización del hospital, unas semanas antes de que esto empezase realizamos algunas acciones como tomar temperatura a padres y niños que venían a consultas.

Nos ofrecimos al Servicio Murciano de Salud para acoger pacientes y librar así camas en los hospitales de referencia. También estuvimos aplicando los protocolos según iban actualizándose y en algunos casos incluso nos adelantamos.

¿Cómo ha sido el proceso por el que el Ministerio de Sanidad asume el control del centro?

Realmente nosotros seguimos teniendo los mismos interlocutores, la Consejería de Sanidad. Funcionamos según las normas que ellos nos han puesto.

El cambio ha sido más profundo a nivel interno.

Se han cancelado todas las actividades no urgentes, como era de esperar, y hemos ido recibiendo los pacientes que nos han enviados en coordinación con las autoridades.

El día a día nos ha cambiado pero nuestra buena relación de siempre con los interlocutores nos ha permitido tener una buena coordinación.

Han pasado cuatro semanas. ¿Cómo están los ánimos y cómo está el centro?

El hospital tiene muy poca actividad. Tenemos diez pacientes COVID-19 y otros quince más aparte.

Tenemos la zona estanca donde los médicos y personal de enfermería permanecen todo el turno sin tener contacto con el exterior.

Luego está la zona con el resto de pacientes y un poco de quirófano de urgencias, que también está aislado del resto del hospital.

Respecto al personal, yo creo que los ánimos están ahí. Hemos tenido días más complicados pero hay que buscar la parte positiva y es que se están dejando la piel, mantienen el buen ánimo de un montón de gente que tienen a su cargo y hacen lo que saben, que es curar y cuidar.

¿Cómo se presentan las próximas semanas?

Ya veremos. Parece que en Murcia ha habido una serie de acciones que nos ha permitido tener una incidencia bastante leve de la pandemia y ya veremos cómo evoluciona. 

Creo que poco a poco iremos volviendo a la normalidad anterior, ya que ahora mismo no hay una gran presión asistencial.

Siempre con todas las precauciones.

Creo que se van a aplicar protocolos de trabajo para evitar un repunte y poco a poco iremos volviendo a la normalidad.

¿Qué hay del futuro a medio plazo?

Aparte de que no sabemos qué va a pasar, si habrá vacuna, si tendremos un recaída o una mutación del virus, creo que esto va a cambiar nuestra organización como sociedad.

Hay que tener en cuenta que el personal sanitario está siendo uno de los grandes grupos que sufre esta enfermedad. En definitiva espero que haya una vacuna pronto y podamos seguir trabajando. 

¿Qué te gustaría resaltar de toda esta experiencia?

Aparte del recuerdo cariñoso a las víctimas y sus familiares, me gustaría resaltar el equipo que tenemos en el hospital.

Hay gente que ha tenido que cambiar de puesto para desempeñar otras labores, como el personal de consultas y quirófano que se han subido a planta.

Todos han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias.

Nadie va a trabajar pensando que puede coger un virus. Y debe ser muy incómodo ponerse todo ese material de protección para luego cuidar y dar cariño a otra persona. No es que te lo pongas y salgas a andar por la luna. Debe ser muy incómodo.