El hilo dental lleva con nosotros desde principios del siglo XIX. Desde que el dentista Levi Spear Parmly lo recomendara en su consulta de Nueva Orleanas por primera vez en 1815, ha evolucionado mucho. Empezó fabricándose con seda, más tarde en nailon y actualmente los hay de diferentes sabores, diámetros, con monofilamentos, multifilamentos y encerados. Los dentistas recomiendan su uso diario para eliminar la placa bacteriana y prevenir así la gingivitis y la halitosis.
Razones para usar el hilo dental
Mantener una buena limpieza interdental y evitar caries en esa zona.
Prevenir infecciones en las encías
Ayuda a mantener la durabilidad de empastes e implantes
Evita la halitosis, eliminando la acumulación de placa bacteriana y sarro.
Algunos dentistas recomiendan también el uso de cepillos interproximales, cuya acción es más efectiva a la hora de limpiar. En cualquier caso, tanto el uso de hilo como el este tipo de cepillos debe hacerse correctamente para evitar daños en las encías.
Tipos de hilo dental
Existen hilos con cera y sin cera, monofilamento y multifilamento. La ventaja del monofilamento es que no se deshilacha y se desliza con mayor facilidad. Los multifilamento acaban por sufrir la separación de las fibras y son más baratos que los monofilamento.
En cuanto el encerado, no parece que exista mucha diferencia en su eficacia a la hora de limpiar, aunque algunos modelos contienen propiedades antibacterianas o fluoruro de sodio, que refuerza el esmalte dental.
En cuanto al espesor, este factor juega un papel poco determinante en la limpieza. Más bien, depende del tamaño de las piezas dentales y de la distancia entre ellas, así como de la preferencia personal del usuario.
Cómo debe usarse el hilo correctamente
La técnica básica de limpieza con el hilo dental consiste en cortar unos cincuenta centímetros de hilo, enrollar casi todo en un dedo de una mano y el resto en la mano opuesta. Luego hay que introducir el hilo, que debe estar tenso, entre los dientes y limpiar de arriba a abajo. No se debe hacer mucha presión, ni forzar la limpieza horizontalmente ya que se pueden causar heridas en las encías. A medida que se va limpiando hay que recoger el hilo sucio y soltar el limpio. Si sangran las encías, puede deberse a una inflamación por encías. En caso de duda, lo mejor es ir a la consulta del dentista para que te recomiende el hilo dental más adecuado para ti.