El doctor Bartolomé Carrilero, de la Unidad de Salud de Viajeros del Hospital Mesa del Castillo y la Unidad de Medicina Tropical del Hospital Vírgen de la Arrixaca, es experto en manejo de enfermedades tropicales. Según el facultativo, “era cuestión de tiempo que el virus llegara a España. Murcia, además, es una zona de alto riesgo por las temperaturas tan suaves, la Vega del Segura y los regadíos que favorecen la acumulación de agua en pozas y los mosquitos encuentran lugares ideales para reproducirse.”
La fiebre del Chikungunya es una enfermedad causada por un virus que se encuentra en la mayoría de las zonas tropicales del mundo. El vector de transmisión del virus es el mosquito Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre. Este virus, originario de la zona del Índico, fue localizado por primera vez en la Guayana Francesa (al norte de Brasil) hace dos años. Desde su desembarco en tierras americanas, más de un millón de personas han sido diagnosticadas. El brote que está propagando el impacto de la enfermedad lleva a penas un año creciendo exponencialmente en países como Brasil, Colombia, Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Para el Dr. Carrilero, el caso del primer contagiado en tierras nacionales (no infectado en el extranjero) es una mala noticia pero no una sorpresa: “Tenemos pacientes nuevos constantemente y tenemos el vector. Era cuestión de tiempo que el virus se transmitiera de la sangre de alguna persona afectada a un mosquito tigre, y que la enfermedad por tanto llegara a España”.
La llegada del Chikungunya a España tiene dos causas principales. La primera es la cantidad de personas que viaja entre nuestro país y los países más afectados por el virus en américa latina. Según el Dr. Carrilero,” los 10 casos diagnosticados en la Unidad de Medicina Tropical del Hospital Virgen de la Arrixaca son ciudadanos que habían viajado a dichos países”. La segunda causa afecta al sur y al este de España, donde las altas temperaturas y ecosistemas como humedales, valles y zonas de regadío favorecen la vida del mosquito transmisor.
Según el Dr. Carrilero, “el invierno puede ayudar a frenar un poco el brote, pero el virus pasa a los huevos del mosquito y vuelve a tener incidencia una vez que las temperaturas suban y las larvas aparezcan”.
QUÉ HACER
El control de la enfermedad es clave para detener su transmisión. El Dr. Carrilero enumera las acciones que tanto las instituciones como la sociedad deben llevar a cabo:
- Lo más importante es el control vectorial. Para ello, las autoridades deben realizar campañas de fumigación en zonas propensas a la propagación del mosquito tigre.
- La sensibilización de la sociedad es clave. Debemos conocer muy bien al mosquito tigre, tomar medidas de prevención como repelentes, mangas largas, el uso de mosquiteras o evitar los charcos y aguas acumuladas que son el caldo de cultivo de estos insectos.
- Diagnóstico rápido: Informar y formar a los médicos de atención primaria para que sean capaces de hacer un diagnóstico rápido de la enfermedad y en cualquier caso derivarlos a la Unidad de Medicina Tropical para la confirmación o el descarte de la enfermedad.
- Aislar a los pacientes afectados para no infectar a más mosquitos.
CÓMO AFECTA EL CHIKUNGUNYA
En su fase aguda, que tiene una duración de dos a siete días, el paciente presenta fiebre alta y mucho dolor articular. Para evitar que el virus se propague con la picadura de un mosquito que podría afectar a otras personas, el paciente debe ser aislado.
Durante las siguientes semanas, meses o incluso años, la enfermedad produce dolores articulares. Algunos pacientes lo describen como si les hubiera atropellado un coche. El Chikingunya puede producir artritis crónica a largo plazo.
La sintomatología en adultos y niños es parecida. Sin embargo ancianos y mujeres embarazadas, gente que toma corticoides o que por razones de enfermedad están inmunodeprimidos, son los más vulnerables ante los efectos del virus.