Rabia, uñeros, quemaduras, venenos… Seguimos repasando, en tercera entrega, los accidentes y enfermedades más comunes y sus remedios caseros de mediados del siglo XIX.

Aprovechamos para centrarnos en la rabia, una enfermedad vírica erradicada en casi todo el mundo pero que ha causado estragos a lo largo de la historia.

La rabia es causada por un virus con una característica forma de bala (género Lyssavirus) y que se transmite principalmente a través de la saliva de animales infectados con el virus.

Los síntomas de la rabia no son inmediatos. Cuando un animal, o humano, adquiere la infección por rabia, las manifestaciones clínicas aparecen luego de un periodo de incubación muy variable, que puede ir desde los diez días hasta los seis meses. Conforme el virus de la rabia se replica y dispersa por el sistema nervioso, se desencadena una inflamación de la médula espinal y el cerebro que termina produciendo la muerte.

Esta enfermedad puede manifestarse a través de dos formas: rabia furiosa, en la que hay hiperactividad, excitación, miedo al agua; o rabia paralítica; en la que los músculos se paralizan progresivamente desde el lugar donde ingresó el virus.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 99% de los casos de transmisión de rabia a los humanos ocurren a causa de la mordedura de un perro infectado con el virus de la rabia. Ya desde la Grecia Antigua Aristóteles habló de los perros como posible vía de transmisión de esta enfermedad.

A principios de la década de 1880, Louis Pasteur realizó investigaciones sobre varias enfermedades infecciosas, entre ellas la rabia. Para 1885 logró prevenir esta enfermedad en Joseph Meister, un niño de 9 años que había sido atacado por un perro rabioso. El procedimiento que Pasteur realizó fue inocular el virus atenuado en el niño, es decir, aplicando una vacuna.

Basura o cuerpos extraños en los ojos.

Para extraer un cuerpo extraño de los ojos abra los párpados tanto como sea posible, luego saque el objeto con un papel enrollado y humedecido al final, ya sea con agua pura o con saliva.

Las astillas de hierro salen rápidamente cuando acercas un buen imán al ojo, que debes mantener abierto.

Habiéndose quitado las inmundicias, debes bañar los ojos con agua fresca, en la que has puesto una gota de agua de vida.

Panadizo*, enfermedad de aventura (sic).

Casi siempre es necesaria una operación, pero se acaba con el mal aplicándole cataplasmas o ungüentos.

Aquí hay dos buenas recetas:

1: Una parte de pera borgoña y cuatro partes de trementina, todo derretido.

2: Una parte de cera y dos partes de mantequilla derretidas en vino tinto hasta que se evapore el vino.

Picaduras, astillas, mordeduras, a menudo causan paroniquia y panadizos. Se puede, sumergiendo repetidamente la parte lesionada en agua casi hirviendo, destruir la enfermedad desde su nacimiento.

Quemaduras.

Las compresas de amoníaco líquido o tinta para escribir, o brandy, aplicadas rápidamente sobre una quemadura sin abrir, previenen las ampollas y alivian el dolor. Las patatas ralladas y la mermelada de grosellas también hacen mucho bien.

Cuando se rasca la quemadura, poner sobre ella algodón cardado envuelto en crespón o tela de seda, el sebo derretido en aceite de cocina o el aceite batido en dos partes de claras de huevo son excelentes linimentos para curar quemaduras ulceradas.

Hacer dieta y abstenerse de bebidas espirituosas.

Hidrofobia o mordedura de perro rabioso (Rabia).

Se debe procurar la cauterización por todos los medios o especificaciones ofrecidas para curar la rabia. Antes de que llegue el médico, es prudente llamar inmediatamente.

Debe inmediatamente presionar la mordedura en todas las direcciones, luego lavar la herida con agua salada o vinagre o incluso orina y luego cauterizarla vigorosamente con un hierro al rojo vivo: debe agrandar la herida si es profunda y sinuosa; se colocará un gran vesicante sobre la herida.

Sería peligroso no lavar la ropa del paciente.

Espinas, huesos o alfileres en la garganta.

Si al abrir la boca el objeto es visible, es necesario tratar de sacarlo con los dedos o con unas pinzas pequeñas. Si no se puede lograr, es necesario comer gachas espesas con avidez o pan suave con el fin de que pase con la comida para luego vomitarlo todo junto.

Si el objeto no pudiera ser expulsado, sería necesario hacer gárgaras a menudo con aceite de almendras dulces para disminuir el dolor y prevenir la ulceración.

Envenenamiento.

Se debe hacer vomitar al paciente tan pronto como sea posible, dándole de beber agua tibia en abundancia, y luego metiéndole en la boca, ya sea los dedos o cualquier otro cuerpo que pueda irritar la úvula, de tal manera que provoque vómitos.

Hay que calmar los dolores de vientre con enemas con leche, jabón o goma arábiga (fibra de acacia).

Una vez en control del accidente, suministrar grasa y avena, evitar alimentos sólidos y licores por mucho tiempo.

*La paroniquia (también llamada «uñero» o «panadizo») es una infección de la piel que hay alrededor de una uña de la mano o del pie. El área afectada se puede hinchar, enrojecer y doler, pudiéndose formar sobre ella una ampolla llena de pus (o absceso).

Hospital Mesa del Castillo