En momentos de tensión, incertidumbre y temor, el cariño de sus miradas y la complicidad que mostraban nos cautivó, nos recordó que a pesar de todo siempre hay sitio para el cariño y la humanidad. Por ellos, respetemos las medidas de seguridad sanitarias.

Hoy, día del Funeral de Estado por las víctimas de COVID-19, nos acordamos con emoción de esta imagen. Antonia y Antonio, ambos enfermos de coronavirus, nos obsequiaron con su amor incondicional durante su estancia. Antonia tenía patologías previas y estaba más débil, Antonio, un poco más entero, nos pidió juntar sus camas para poder darle la mano.

En momentos de tensión, incertidumbre y temor, el cariño de sus miradas y la complicidad que mostraban nos cautivó, nos recordó que a pesar de todo siempre hay sitio para el cariño y la humanidad.

Publicamos la foto porque necesitábamos compartir que un matrimonio con las bodas de oro ya superadas nos estaba dando las fuerzas necesarias para continuar nuestra labor a pesar de las condiciones.

Antonia y Antonio nos mostraban el camino a seguir. Sus manos dieron la vuelta al mundo y rozaron la Patagonia argentina, desde donde un lector del diario El Clarín, que se había hecho eco de la historia, le dedicó este homenaje con sus lápices de colores.

Lamentablemente Antonia no superó la enfermedad y Antonio tuvo que soltar su mano definitivamente.

Los días posteriores fueron duros para Antonio. Su imagen solitaria mirando por la ventana nos pesó mucho.

Antonia y Antonio son para nosotros la imagen de este funeral. Antonia, uno más de los miles de fallecidos que nos deja esta pandemia. Antonio, superviviente herido que hoy acoge su familia en casa y trata de superar la pérdida.

Da vértigo pensar en la cantidad de historias tan similarmente duras que se han vivido en todo el mundo a causa de esta pandemia que aún combatimos.

Por los que se fueron y por lo que quedan heridos, respetemos las medidas de seguridad sanitarias.

D.E.P.